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TÉCNICA DEL FORAGE EN ARTICULACIÓN COXOFEMORAL.

La técnica del Forage en la articulación coxofemoral consiste en practicar una perforación o tunelización desde la base del trocánter mayor hasta el acetábulo, atravesando el cuello y la cabeza femoral.

Con esta técnica buscamos tres objetivos:

  1. Crear un sistema de drenaje temporal que elimine el exceso de líquido sinovial en la articulación, forzando su renovación y disminuyendo la presión intraarticular.
  2. Provocar una neovascularización a nivel del cuello, cabeza femoral y hueso subcondral.
  3. Originar microfracturas en el tejido cartilaginoso articular, que junto con la neovascularización del hueso subcondral, facilitará la sustitución del tejido cartilaginoso lesionado por tejido conjuntivo laxo que mejorará la fricción interarticular.

Desde hace tiempo practicamos esta técnica en muchos pacientes con problemas de cadera, obteniendo en todos los casos, resultados muy positivos. Además, debemos de considerar el hecho, de tratarse de un procedimiento mínimamente invasivo, rápido y de fácil realización, con lo cual, tenemos todos los factores necesarios no sólo para seguirla realizando, sino también, para animaros a que la llevéis a cabo.

Es posible que a pesar de su sencillez, algunos de vosotros tengáis ciertas dudas sobre cómo hacer la perforación, debido a la angulación que presenta la cabeza y cuello con respecto a la diáfisis femoral. Realmente es bastante fácil, si tenéis en cuenta un par de trucos que os intentaremos explicar, aunque para ello, es necesario que comprendamos primero la forma y posicionamiento anatómico de la zona en la que vamos a trabajar.

El ángulo diáfisis-cuello femoral tiene dos componentes:

a. El ángulo de inclinación. Es el ángulo que se observa desde el plano frontal. Su medida oscila en torno a los 130-145º. (Imagen 1).

b. El ángulo de anteversión. Se observa desde el plano transverso, o para entenderlo mejor, el que se aprecia mirando el fémur desde una posición dorsal o ventral. Su medida es de 12-40º aproximadamente. (Imagen 2)

Si consideramos ambos ángulos, tendremos un concepto más claro de la posición medio-cráneo-dorsal que presentan la cabeza y cuello con respecto a la diáfisis femoral, y por tanto, podremos entender mejor cómo realizar el Forage, que explicaremos a continuación paso a paso.

1.- Posicionamos el animal en decúbito lateral con la extremidad posterior apoyada en la mesa, de manera que el eje central de la diáfisis femoral quede perpendicular al eje longitudinal del raquis. (Imagen 3).

2.- Realizamos una ligera rotación medial de la extremidad con la finalidad de variar el ángulo de anteversión, provocando que la posición de la cabeza, originariamente medio-cráneo-dorsal al eje femoral, quede medio-dorsal pero paralela al mismo. De esta forma conseguimos eliminar la primera de nuestras dificultades.
Sabremos que la rotación es la adecuada, cuando la cara lateral del trocánter mayor, de forma aplanada, quede centrada. (Imagen 4).

3.- Practicamos una pequeña incisión en la piel y tejido subcutáneo, en la zona ventral de la cara lateral del trocánter mayor. Es precisamente en esta zona ventral, donde apoyaremos la broca para iniciar la perforación. La broca deberá tener un diámetro aproximado, aunque nunca superior, al 20% del diámetro del cuello femoral medido en la radiografía.

4.- Nos queda la maniobra más importante. Dar la inclinación adecuada a la broca para que la tunelización pase por el cuello y la cabeza femoral.
Después de realizar numerosos Forage, y de medir muchas radiografías de distintas razas con distintas configuraciones anatómicas, hemos observado que en todos los casos el ángulo de entrada es de aproximadamente 120º. Este ángulo está formado por la prolongación del eje diafisario y la propia broca.
Por tanto, si fijamos la punta de la broca sobre la zona ventral de la cara lateral del trocánter mayor y la inclinamos 120º hacia dorsal, también eliminaremos la última de las dificultades, comenzando la perforación con una velocidad moderada. (Imagen 5, radiografía).

  

5.- Sabremos que hemos terminado de perforar, porque al alcanzar el espacio interarticular observaremos como sale líquido sinovial al exterior.

6.- Una vez terminado, sacaremos la broca girándola en el mismo sentido en el que hemos perforado, es decir, hacia la derecha no hacia la izquierda. Así nos aseguramos de extraer los restos óseos originados, mejorando la apertura del túnel óseo y evitando taponamientos parciales del mismo.

7.- Cerramos tejido subcutáneo y piel de manera habitual.

Esperamos haber sido suficientemente claros y que lo hayáis entendido bien. Si lo practicáis un poco, teniendo en cuenta la maniobra de rotación medial y el ángulo de perforación, os daréis cuenta lo fácil que resulta salvar la posición de la cabeza y cuello con respecto al eje diafisario.


Daniel Adeva Guirao.
Clínica Veterinaria “Ovalo”
Lorca (Murcia)